Cuenta la fábula que al borde de un lago crecieron a la vez un roble
y una caña. El tiempo pasó y el roble se hizo grande y fuerte. A menudo
miraba la caña y le decía: “Mira lo pequeña y
débil que eres. No aguantas nada de peso. La menor brisa te hace
doblarte hasta rozar el agua. Me das pena. Ni la más fuerte de las
tormentas podría romperme. Ni siquiera sé porque estoy hablando
contigo. Deberías sentirte muy halagada.”
A la caña le daba mucha pena ver como el roble se había convertido
en un ser presumido y soberbio. Un día llegó una tormenta muy fuerte.
Enseguida la caña se dobló, mientras el roble luchaba con
todas sus fuerzas para mantenerse en pie. Durante un tiempo lo
consiguió, pero el tiempo empeoró y la tormenta se convirtió en un
tornado. La fuerza del viento fue tal que arrancó el roble.
Cuando el temporal amainó, unos leñadores aparecieron y lo cortaron
en unas horas.
La caña, triste por su vecino, pensó: “Me doblo, pero no me rompo. Que pena que tanta soberbia y vanidad le hayan llevado hacia tal extremo”.
Reflexiones:
La flexibilidad te permite distinguir oportunidades, vislumbrar nuevos caminos, saborear lo diferente, descubrir lo desconocido.
El precio del éxito es trabajo
duro, dedicación y la aceptación de que si ganamos o perdemos nos hemos
esforzado al máximo para alcanzar nuestro objetivo.Vince Lombardi
Esta fábula nos hace pensar que en los momentos que estamos pasando, la
flexibilidad es importante, nadie por muy fuerte que parezca tiene
asegurado un puesto. Ya sabes antes de que comience a soplar el viento, evoluciona, modifica tus costumbres, preparate, formate y sobre todo busca alternativas al posible tornado.
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