Un rico empresario paseaba por el puerto,
cuando observó a un modesto pescador. El pescador regresaba con sus
redes en su pequeña barca, y al desembarcar al muelle, el empresario
advirtió un cubo lleno de pescados. El rico empresario se aproximó al
pescador y le dijo:
- ¡Es un pescador muy bueno! Usted sólo y con esa pequeña barca ha pescado muchos peces ¿cuánto tiempo dedica a la pesca?
El pescador respondió:
- Pues mire usted, yo la verdad es
que nunca me levanto antes de las 8:30. Desayuno con mis hijos y mi
mujer, llevo a mis hijos a la escuela y acompaño a mi mujer al trabajo,
luego voy tranquilamente al muelle, donde subo a mi barca para ir a
pescar. Estoy una hora, hora y media, como mucho, y vuelvo con los
peces que necesito, ni más ni menos. Al llegar a tierra, me recuesto en
un mi sillón a leer el periódico mientras disfruto del paisaje, luego voy
a casa a preparar lo que pesqué, y paso la tarde tranquilo, hasta que
vienen mis hijos y disfrutamos haciendo juntos los deberes, paseando,
jugando…
- Entonces me dice que en sólo una
hora y media ha pescado ¡todos estos peces! Definitivamente usted es un
pescador extraordinario. ¿Ha pensado en dedicar más horas al día a la
pesca?
- ¿Para qué? Pregunta el pescador.
- Pues porque si invierte más
tiempo en pescar, 8 horas por ejemplo, usted tendría 8 veces más peces, y
así tendría un superávit de peces que le permitirá venderlos y ¡obtener
dinero!
- ¿Para qué? Pregunta una vez más el pescador.
- Pues, mire usted, con más dinero
usted podría comprar una barca más grande, o incluso contratar a
pescadores para que salgan a faenar con usted, y así tener más capturas.
- Y el pescador insistente pregunta una vez más ¿Para qué?
- Pues con este incremento de
ventas, su ingreso neto sería envidiable. Su flujo de efectivo sería el
propicio para llegar a tener una pequeña flota de barcos, y así, hacer
crecer una empresa de pesqueros que le harían a usted muy rico.
- ¿Para qué?
- ¿Pero usted no ha entendido nada? Dentro de unos años con
este pequeño imperio de pesca, usted sólo tendría que preocuparse por
dirigir su empresa, tendría todo el tiempo del mundo, para hacer lo que
le venga en gana. No tendría que madrugar nunca, podría desayunar cada
día con su familia, podría jugar con sus hijos por la tarde…
- Por lo que veo señor, el que no ha
entendido nada es usted. Dijo el pescador mientras tomaba el periódico y
se recostaba en su sillón.
"Solemos creer que seremos felices cuando las cosas nos vayan bien y tengamos más y más, pero las cosas empiezan a ir bien cuando aprendemos a ser felices con lo que tenemos"
Me ha encantado esta fábula y creo que puede mejorar mi vida de una forma increíble. Gracias de verdad.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias a ti Justina por dejar este comentario, mi objetivo como siempre es ayudar a quien puedo, me alegro de que te haya servido. Un Saludo.
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